miércoles, 28 de noviembre de 2012

Esther Magil (Relatos concurso 2)

No podía pensar en todo lo que había dejado atrás. No, no era capaz. La destrucción fue absoluta, no quedaba nada de la ciudad que ahora pudiera servir de refugio. 
Ésa era la razón de mi huida. En ese momento, pensaba que escapaba de ellos, los que habían provocado que todo mi mundo se viniera abajo en apenas unas horas. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que eso no es cierto. 
No intentaba alejarme de ellos, intentaba distanciarme de mí.
¿Cómo lo había llamado aquel loquero?. ¡Ah, sí!, fuga psicógena, -"¿pero qué invento es ese?, le pregunté".
El doctor Cooler pacientemente me explicó que a raíz de los bombardeos en Kabul, mi ciudad natal, mi conciencia se había estrechado de tal manera que provocó una amnesia posterior para lo que había ocurrido y que desde entonces perdí mi verdadera identidad y asumí otra nueva, totalmente distinta, en la que mi vida transcurría con toda normalidad, hasta que... no sé cómo ocurrió pero un día, de repente, sin venir a cuento, empecé a recordar imágenes de la gran masacre, de la gente lamentándose y muriendo a mi alrededor, y entonces tuve un flash de realidad, mi familia, mi mujer y mi hijo de 2 años ya no existían, eran pasto del odio y el radicalismo. 
Tras esos recuerdos, el doctor Cooler ha estado tratando mi salud mental ya que ahora mismo no recuerdo todo lo que sucedió en mi periodo de fuga, tengo amnesia lacunar, es como si la providencia se hubiera puesto en mi contra y una vez que me ha arrebatado las crudas imágenes, sentimientos y percepciones del peor momento de mi vida, devolviéndome, sin ser consciente, al mundo civilizado, a la paz, de repente me azota con el mal del recuerdo.
"¡Por favor!", le suplico al doctor desde mi recuperación... o caída en los infiernos, según se mire, "¡haga que esto vuelva a desaparecer!"

Éste es el relato de Esther Magil para mil concurso (sí, aquel que acabó en Agosto). Próximamente traeré el resto. Perdón por el retraso.