martes, 23 de abril de 2013

La pieza sobrante

Cuenta una vieja leyenda, que cuatro jóvenes se atrevieron a escalar la montaña mas alta conocida, sobre la cual corrían una infinidad de rumores, algunos espeluznantes, otros maravillosos; El pico de Rastemfell...

Una suave tarde de otoño, un chico de 12 años salió de su casa apresuradamente, atravesando como una bala las calles del pequeño pueblo donde vivía. En un abrir y cerrar de ojos ya había llegado al lago donde sus amigos lo esperaban. Allí estaban; la sonriente Arena, el soñador Nube, la simpática Lágrima, y el abstraído Nada. Al ver a Guijarro, Arena se levantó y le regañó dándole un coscorrón, mientras que Lágrima le sonreía y Nube soltaba sonoras carcajadas por la graciosa escena. Nada saludó a Guijarro levemente, aunque nadie pareció notarlo.
-Llegas tarde, ¿no habíamos quedado aquí todos después de comer? -dijo Arena a Guijarro inflando los mofletes.
-¿Y que quieres que haga? Cuando mi madre cocina prepara comida para veinte personas, aunque solo seamos tres. -se excusó Guijarro.
-Jajajaja, pues podrías haber traído algo. -siguió bromeando Nube.
-Tu siempre pensando en comer, algún día te vas a despertar siendo un pollo jajajajaja!! -Guijarro estalló en risas y provocó que Nube también lo hiciera.
Arena volvió a dar un coscorrón a Guijarro y otro a Nube.
-Bueno, no perdamos mas tiempo, o no llegaremos nunca. -intervino Lágrima.
-Pues venga chicos, ¡al pico de Rastemfell! -gritaron al unísono Guijarro y Nube.
Todos se pusieron en marcha ilusionados, excepto Nada, que se quedó unos segundos mas mirando el lago.

***

Nuestros pequeños se adentraron en el bosque, y poco a poco, pues había una gran espesura, lo atravesaron hasta llegar al pie de la montaña.
-¡Caray!, ¿habéis visto? Ni siquiera se ve la cima... -dijo Lágrima un poco achicada.
-Tienes razón, ¿cuanta altura tendrá? -preguntó seguidamente Arena.
-Eso da igual, lo que importa es que yo voy a ser el primero en llegar! -cortó Guijarro de golpe y empezó a escalar.
-¡¡No, yo llegaré antes!! -respondió Nube para picarle.

***
Los chicos emplearon el resto de lo que quedaba de tarde en escalar el pico de Rastemfell, pasaron peligros, pero también rieron en otros muchos momentos. Guijarro estuvo a punto de caer, pero Nada lo sujetó a tiempo impidiendo que se precepitase al vacío, y cuando Lágrima no pudo caminar mas, la cargó sobre sus hombros. Nube les contó a todos una ronda de chistes pésimos, que ninguno entendió. Y Arena discutía con Guijarro sobre cosas sin importancia. 
Sin querer darse cuenta, alcanzaron la cima, ¿y que vieron? Un castillo grisáceo.
-¡¡Que chulada!! Vamos a explorarlo, Nube. -Guijarro echó a correr frenético seguido de Nube.
-No tienen remedio -dijo Lágrima mientras les seguía caminando.
-Son unos descerebrados, ¿vamos, Nada? -se dio la vuelta un momento.
-Si, voy enseguida... -pronunció a baja voz, mirando alrededor con los ojos entornados.
Entraron en el castillo, y enseguida se maravillaron con la construcción. Habían grandes lámparas colgando de las paredes, los muros de piedra gris estaban adornados con cuadros de todo tipo, y mil pasillos se entrelazaban dándoles un bonito paseo.
Se detuvieron cuando se encontraron frente a una gran puerta algo misteriosa.
-¡El salón del trono! -exclamó Guijarro.
-¡Vamos, ábrela! -le apremió Nube.
Al abrir la puerta, una gran mesa donde se celebran los banquetes les dio la bienvenida, pero no estaba repleta de manjares, solo copas y platos vacíos.
-Hola, pequeños visitantes. -una voz resonó por toda la sala.
-¿Quien... quien anda ahí? -se atrevió a decir Nube mientras los demás miraban alrededor.
-No os preocupéis, pequeños, no voy a haceros daño. -un fantasma alto y delgado, con esmoquin y un sombrero de copa salió desde el suelo- Bienvenidos, al castillo del interrogante retorcido, soy Sad -dijo el fantasma sonriendo al tiempo que se quitaba el sombrero para hacer una reverencia.
-¿De verdad eres...eres un fantasma? -preguntó Guijarro con los ojos como platos.
-Acabo de salir del suelo, joven entusiasta, ¿no responde eso a tu pregunta? jaja -contestó el fantasma.
Arena se atrevió a acercarse, y alargando la mano consiguió traspasarlo, soltando un sonido ahogado al hacerlo.
El fantasma la miró con amabilidad.
-Decidme pequeños, ¿que habéis venido a buscar aquí? -les preguntó Sad.
-No lo sabemos, solo queríamos subir la montaña. -atajó a decir Lágrima.
-Pues, ya que sois los primeros que me visitáis en mucho tiempo, no dejaré que os vayáis con las manos vacías. -una sonrisa de amabilidad asomó por sus transparentes labios.
Se acercó a Arena y preguntó:
-Dime jovencita, ¿que es lo que mas deseas? 
-No estoy segura. -dijo mordiéndose el labio.
-Oh, eso es un problema, pero veo que eres una chica muy audaz, así que te voy a dar... -el fantasma metió la mano en su sombrero y entregó a Arena un colgante con forma de media luna- No tengas miedo de aventurarte a donde te lleve tu audacia, pues este colgante te guiará siempre de vuelta a casa.
Dicho esto se acercó a Guijarro y antes de decir nada el joven empezó a decir:
-¡Yo quiero una espada de las de verdad!... no, espera ¡Una lanza! no, mejor...
-Relájate pequeño, -le cortó amablemente el fantasma- lo que necesitas es algo que tenga un significado. Que te parece... -el fantasma volvió a meter la mano en el sombrero y sacó una cajita de madera-. Guarda tus inquietudes ahí cuando sea necesario, y podrás ver lo que de verdad importa.
Después siguió con Nube.
-¿Y tu que es lo que quieres? -dijo sonriente.
-No lo se. -respondió este.
-¿No lo sabes? -se extrañó el fantasma-. Veamos, ¿que te gusta hacer? -le preguntó.
-Me gusta... me gusta soñar. -dijo al fin Nube.
-Pues, aquí tienes, joven soñador. -y sacó un libro viejo con las páginas en blanco-. Escribe todo lo que sueñes ahí, de esa forma, dentro del libro habrá vida.
Luego, continuó con Lágrima.
Al acercarse a esta la vio con los ojos llorosos.
-Estoy viendo a una chica realmente simpática, sin embargo, su corazón llora muy a menudo. -esta vez, sacó un gatito blanco del sombrero y se lo entregó a la Lágrima- Se llama Nela, cuida de ella y cuéntale los problemas que te afligen, sabrá guardar tus secretos. -Lágrima cogió al gatito en brazos y sonrió. 
Por último, Sad se dirigió hacia Nada, y antes de preguntar, este le dijo:
-Yo si sé lo que quiero...
-Lo sé, pequeño, lo sé... -dijo el fantasma un poco entristecido.
-¿Ocurre algo, Nada? -preguntó Arena al chico al ver que este bajaba la cabeza.
-No, salid vosotros, ahora os alcanzo.
Cuando los chicos se fueron y quedaron solos Nada y el fantasma, este le dijo al joven.
-Para que algo salga del castillo del interrogante retorcido, otra cosa debe quedarse en él. Ya habías oído las historias, ¿verdad? 
Nada asintió triste.
-Lo que querías era que tus amigos pudiesen volver a casa. -concluyó Sad.
-Así es, yo soy la pieza que sobra. -dijo Nada antes de que el castillo desapareciera con él dentro.

***

Los chicos consiguieron bajar de nuevo por la montaña, pero les pareció extraño, sentían como si les faltara algo... seguramente no sería nada.