viernes, 9 de agosto de 2013

Abominación. Parte I.

- ¡Dejadme en paz! Yo no os he hecho nada malo -la pequeña no podía parar de llorar-. ¿Por qué me tratáis así?

El grupo de atacantes ni se dignó en responder. Continuó atacando a la niña, quien se veía obligada a huir a la carrera. Por suerte para ella, su sangre de dragón, el motivo de que la persiguiesen, también le hacía capaz de aventajarles en la carrera.

~*~

- Otra vez... ¿por qué me odian? Nunca les he hecho nada malo -escondida en un callejón, no se dio cuenta de que alguien se acercaba-.

La figura se acercó y se agachó a su lado.

- Shy, pequeña, ¿qué te pasa?

Pese a todo, ella no quería delatar a los otros niños.

- N-nada, mamá.

- Han vuelto a pegarte los demás, ¿no es así?

- ¿Por qué lo hacen?

La inocente mirada de la pequeña se dirigió a su madre, quien la estrechó entre sus brazos.

- Porque eres diferente a ellos y te temen. Ellos no son capaces de ver lo que yo veo: una niña que lo único que busca es no hacer daño a nadie... Ahora levántate y vamos a casa, que hay cosas por hacer.

La mujer cogió de la mano a su hija y juntas se encaminaron hacia su hogar.

- Pero... Shyvana, corre -gritó la mujer desesperadamente-.

- ¿Qué pasa, mamá?

- Corre y no mires atrás. Corre. Ya.

- Está... está bien.

La niña empezó a correr sin poder contener las lágrimas. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué le había dicho su madre que huyese?

- Miradla, está ahí. A por ella.

Ella no entendía lo que sucedía. ¿Por qué la perseguían ahora todos? Que la persiguiesen los niños ya era algo normal, pero, hasta ahora, los adultos nunca le habían hecho nada, salvo ignorarla. Continuó su carrera sin saber hacia dónde dirigirse, solamente quería alejarse de allí.