viernes, 7 de marzo de 2014

Animales de cuento I: Cabras

Hola, hoy os traigo esta nueva sección, que va a consistir en pequeños cuentos (o fábulas) en los que salga un animal en concreto.

Para empezar, hablaremos de cabras.

En el primer momento pensé que iba a ser difícil encontrar a estos animales en cuentos y fábulas, pero, una vez me puse a pensar, hubo varios que me vinieron a la cabeza.

Por ejemplo, uno de los más famosos es la historia del lobo y los siete cabritillos, escrita por los hermanos Grimm, en la que la madre sale a comprar y el lobo intenta aprovechar su ausencia para pegarse un banquete engañando a los pequeños cabritos.

Pero esta historia no está sola. También hay dos fábulas, que, en esencia, son la misma en las que un depredador (león o lobo) intenta engañar a una cabra para comérsela, pero esta se da cuenta de la treta y no hace caso.

Parece que las cabras se han venido tomando como ejemplos de astucia e ingenio, pero siempre desde el lado de la "víctima", es decir, para ser un ejemplo a seguir.

Y, por último, os dejo con un cuentecillo...

Las tres cabritas

Un pastorcito tenía tres cabras; todas ellas muy listas, lindas y alegres. Las cabritas, entre ellas, solían planear diferentes aventuras.
-Yo iré lejos, al otro lado del puente, y así nuestro pastorcito se dará un buen susto. Además, allí podremos comer hierba fresca.
-¿Al otro lado del puente? - se asombró la más tranquila.
-¡Ay, hija, qué timorata me estás resultando! -dijo la audaz, presumiendo de valiente. Y se marchó para que vieran de lo que era capaz.
Lo que desconocía la cabrita era que el puente era custodiado por el aterrador trol, que se comía a todo el que pasaba por allí.
-¡Qué banquete me voy a dar! -se dijo el trol, al verla llegar-.
Sin más, se presentó ante la cabrita, dándole el alto:
-Hola, amiga mía... ¿Sabes que eres preciosa?
-Eso dice mi pastor -replicó la cabra-.
-¿Quieres venir a mi casa, para que pueda obsequiarte con una hierba especial, que en vez de verde es azul, y que sabe a gloria?
La cabrita, que además de valiente era lista, como ya se ha dicho, receló:
-¡Me gustaría tanto probar tu hierba azul! Avisaré a mis compañeras y volveremos mañana las tres.
El trol la dejó ir mientras se relamía pensando en el banquete que iba a darse. Al día siguiente apareció la segunda de las cabritas:
-¡Ay, trol, si vieras qué gordas están mis compañeras! Mañana vendremos las tres.
El trol pensó que era mejor esperar de nuevo, y así se apoderaría de las tres.
Reunidas ellas, pensaron que podían haberse equivocado al suponer en el trol tan funestas intenciones.
-Iré yo al puente y ya veré -dijo la tercera cabrita.
El trol se asombró mucho de verla sola, pero salió a capturarla con la intención de no esperar más y comérsela.
Del susto, la cabrita arremetió contra su enemigo que, del topetazo, fue a parar al río.
-¡Ay de mí, si me hubiera conformado con la primera cabrita, no me pasaría ésto! -se quejó, frotándose la parte malparada y tragando agua.
Y corrió y corrió todo cuanto le dieron las piernas.